No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
Si hay una historia de redención y cambio en la Biblia que merezca la pena ser destacada esa es, sin duda, la de María Magdalena, una mujer que, de endemoniada, se transformó en discípula de Cristo y en la primera persona que dio testimonio de la resurrección de Jesús.
Hay varias mujeres con el nombre María en la Biblia.
Esta en concreto se diferencia de las demás con el sobrenombre de “Magdalena”, lo que implica que era de la ciudad de Magdala. Magdala era una ciudad muy poblada en la costa de Galilea a unos cinco kilómetros de Capernaum.Era una comunidad conocida por sus textiles y sus tintes.
Es posible que María Magdalena fuera una mujer relacionada con la industria textil, puesto que tenía medios para mantenerse siendo una de las seguidoras de Jesús. Ella encabezaba el grupo de mujeres fieles que financiaban la obra del Señor “que ayudaban con sus bienes” (Lucas 8:3) y seguían a Jesús a donde fuera.
No tenemos indicación alguna sobre su familia, su estado civil o su edad. Que pudiera seguir a Jesús después de su conversión, nos hace pensar que era una mujer sin cargas familiares.
Se la menciona en catorce ocasiones y en los cuatro evangelios, generalmente en conexión con otras mujeres. En las cinco ocasiones en las que se menciona en solitario, la conexión es con la muerte y la resurrección de Cristo (Marcos 16:9; Juan 20:1, 11, 16, 18).
La primera mención de ella hace referencia a que era una mujer poseída por siete demonios. Siete, en el mundo judío, es un número que sugiere “plenitud”. Puede ser un número literal o, más probablemente, una indicación del grado de posesión que tenía esta mujer.
Lucas 8:1-3 - Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes.
Los ojos compasivos de Jesús se posaron en la mujer de Magdala viendo en ella el potencial que esta mujer podría tener en el servicio a Dios en lugar de ver solo a una mujer en su circunstancia, en su padecimiento, en su adversidad.
Al ser liberada de siete demonios, María Magdalena vivió en carne propia el milagro de sanación que ofrecía Jesús a los que tenían fe. Este milagro la transformó de tal manera que la convirtió en la testigo que lo acompañó hasta después de la muerte.
María Magdalena en la Biblia es el ejemplo del poder de conversión del corazón humano.
Después de su liberación, María Magdalena se convirtió en discípula de Cristo ayudándolo junto con otras mujeres en sus actividades y viajes. Dejó su hogar de Magdala para seguir a Jesús. Había visto lo que el poder de Dios había hecho en ella y quería que todos los demás tuvieran la misma oportunidad que ella tuvo.
Y lo siguió hasta el final. Allí estaba junto a María y Juan a los pies de la cruz, viendo cómo Jesús entregaba el último aliento (Lucas 23:49). Allí estaba María Magdalena cuando el soldado traspasó su costado. Allí estaba cuando José de Arimatea y Nicodemo bajaron el cuerpo. Allí estaba cuando las mujeres se pusieron de acuerdo para preparar el cuerpo para su entierro (Lucas 23:55)
María Magdalena había vivido una vida transformada. Ella es la prueba viviente de que, en Jesús, somos nuevas criaturas, de que no importa de dónde vengamos ni qué hayamos hecho. En Él, las oportunidades son nuevas cada mañana.
A María la de Magdala todavía se le tenía reservado un privilegio más. El final perfecto para rubricar su transformación y el amor que tenía por Cristo: ella sería la primera persona en ver a Jesús resucitado. ¡Qué gran honor conferido por Dios a esta mujer!
El capítulo 20 del evangelio de Juan nos da el recuento de los hechos: cómo María Magdalena fue al sepulcro y avisó corriendo de que el cuerpo de Jesús no estaba, cómo lloró amargamente al no encontrar el cuerpo, cómo tuvo, sin saberlo, una conversación con Jesús resucitado y cómo, finalmente, reconoció a Su Señor, a Aquel a quien había servido con devoción desde que le sacara los siete demonios; a Aquel al que había servido con sacrificio; a Aquel al que amaba y cuyas cruz estaba dispuesta a llevar.
Juan 20:18 - Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos la noticia de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
Ella fue la primera en dar la noticia de que Jesús había resucitado, de que había vencido a la muerte y al pecado.
María Magdalena nos da un ejemplo maravilloso de lo que Jesús puede hacer con una persona. Cuando la encontró por primera vez, nadie daba un duro por ella: era una mujer afligida, un alma atormentada. Pero Jesús la sanó y la salvo, haciendo de ella una sierva fiel que estuvo con Él hasta los últimos momentos.
Una de las grandes pruebas de la verdad del evangelio es el poder de una vida transformada en manos de Dios ¿Ha transformado Jesús tu vida? ¿Te das cuenta de lo que Él puede hacer contigo? ¡Él tiene planes maravillosos para ti. Un corazón transformado por Cristo debe ser un corazón dispuesto a servirle.