miércoles, 21 de enero de 2015

ÁRBOLES QUE DAN FRUTO!



ÁRBOLES QUE DAN FRUTO 
Salmo 1:3

LOS árboles fueron creados por Dios con el propósito de que dieran fruto. Entre las tantas comparaciones que hace la Biblia con el hombre, está también el árbol; y el rey David lo dice de esta manera: ”Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Salmo 1:3)

Existe un sinfín de árboles de diversas especies. 
Todos tienen el fin de dar fruto.

Creo firmemente que cada uno de nosotros tenemos una comisión, un propósito en la tierra y Dios hará lo que tenga que hacer para cumplir su propósito en ti. 
Como tú eres árbol del plantío de Jehová, El tiene todo el derecho de plantarte en el lugar donde solo El sabe que darás fruto. La bendición que tenemos los árboles de Dios es que estamos destinados a crecer y a llevar frutos.

Lecciones del árbol:

1. Las raíces del árbol se extienden hasta tres veces la anchura de las ramas del árbol – ¿Qué es lo más importante – lo que tenemos por dentro (lo que no se ve) o lo que tenemos por fuera (lo que se ve)?

2. Las funciones de las raíces incluyen:

a. Funcionan cómo ancla para mantener el árbol derecho y estable – Raíces en Cristo para estar firmes y estables

b. Absorben agua otros nutrientes de la tierra.  Usan estos nutrientes para su crecimiento y desarrollo y para su reparación cuando es dañado – La Palabra de Dios nos ayuda a crecer, desarrollar, y sanar

c. Funcionan como almacén de agua y comida para tiempos difíciles como el calor o frío extremos – tener reserva de la Palabra de Dios para esos momentos difíciles de la vida

3. Lo que produce un buen árbol:

a. Sombra y frescura – somos de ánimo y alivio para otros

b. Fruta para comer y disfrutar –
 para el beneficio y crecimiento de otros

c. Belleza de flores para ver y oler – 
ser amables y bellos para otros

d. Oxígeno para respirar – 
producir “aire” espiritual para los que nos rodean

e. Limpia el aire y la tierra de contaminantes –
limpiar un poco el ambiente espiritual que nos rodea

f. Detienen la erosión de tierra – detener la corrupción y maldad que nos rodea

g. Crean una barrera en contra del viento y el sonido – 
ser una barrera espiritual para nuestras familias

En nuestra vida espiritual somos árboles. 
Dependiendo de donde tomamos nuestros nutrientes,
 nuestra vida puede ser de mucha bendición o de mucha perdición.

En Jeremías 17:8 leemos 
"Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto." 

Y el Salmo 92:13 declara que los que están plantados en la casa de Dios florecerán en sus atrios. 

El deseo de Dios es que puedas florecer y prosperar.
 Pero tu necesitas tomar decisiones para que puedas heredar las promesas.

Por Ejemplo:

¿Estas Plantado?.,..

“Será como árbol plantado junto al agua” (Jeremías 17:8). 
No dice los que van a la casa del Señor, 
sino que los que están plantados en la casa del Señor. 
Si no estas plantado no podrás crecer. 
Y si no estas plantado en el lugar correcto no producirás buen fruto. 

¿Que tan fácil extiendes tus raíces?...

“que extiende sus raíces junto a la corriente” (Jeremías17:8). 
Cuando un árbol esta firmemente arraigado no es muy difícil desarraigarlo y aquellos involucrados con la obra, participando en actividades distintas y comprometidos con el bienestar y crecimiento de la Iglesia será difícil moverlos. 
A diferencia de aquellos que viven un cristianismo frívolo
y nunca se dejan involucrar completamente.

 ¿Puedes soportar el calor?...
 “No temerá cuando venga el calor” (Jeremías 17:8). La vida no nos promete una vida sin pruebas ni retos, pero si nos promete que saldremos victoriosos. Si tu estas plantado en la casa del Señor tendrás tiempos de prueba pero no temerás al resultado de esta.

¿Es tu salud espiritual una prioridad?...
 “y sus hojas estarán verdes” (Jeremías 17:8). Siempre debes recibir el sustento de la palabra y ser renovado por el Espíritu Santo. La realidad de la vida es que mientras mas creces mas cuesta mantenerte en forma. Igual es en la vida espiritual.

¿Te gobiernan las estaciones?...
“en año de sequía no se angustiará” (Jeremías 17:8). Los que están realmente plantados no temen las temporadas de sequía. Son aquellos que ponen a Dios primero cuando tienen problemas en sus finanzas o cuando atraviesan  dificultades en su matrimonio. Entienden que las estaciones son periodos específicos de tiempo y se paran firmes.

¿Bendecir a otros es tu estilo de vida?...
“ni cesará de dar fruto” (Jeremías 17:8). No tiene sentido que un fruto se quede en el árbol porque se pudre. Tristemente estos son los que son fructíferos en sus vidas, pero nunca rinden sus frutos para bendecir a otros. La verdad de las cosas es que al final somos bendecidos para ser una bendición

Tomemos en cuenta a Mateo 15:13 “Pero respondiendo él, dijo:
 Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.”

Nosotros somos comparados con árboles, 
por lo cual es muy importante que evidenciemos lo siguiente:

Los árboles tienen raíces que representan la fe: entre más grande sea nuestra fe, más grande son las raíces y entre más grande sean las raíces seremos más fuertes y aunque un viento fuerte venga, no serás arrancado.

La Biblia dice que si tenemos fe como un grano de mostaza podemos decir a una montaña échate al mar y pasara. El tronco es nuestra vida espiritual y la comunión con Dios, ya que es la base, la estructura y lo que une las raíces con las hojas. Las hojas son nuestras virtudes, dones y el servicio que son los que embellecen la vida cristiana así como las hojas con el árbol. El agua ayuda a hidratar el árbol.
Juan 4:14” mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”

El Espíritu Santo representa el agua que hidrata nuestra vida,
 y sacia nuestra sed.

Apocalipsis 22:17
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”.

Se espera un buen fruto de nosotros, pero acostumbramos dar poco, realmente poco del que debemos. Las raíces deberán estar bien arraigadas para dar firmeza al tronco y a sus ramas. Deberán nutrir abundantemente al árbol para que logre dar su fruto a su tiempo. Las hojas deberán ser abundantes, ¿y los frutos? deberán ser simplemente como Dios los desea. Sólo los árboles que den buenos frutos permanecerán.
 Los demás serán cortados y echados al fuego, según Juan 15:6; “El que en mí no estuviere, será echado como mal [árbol], y se secará; y los cogen, 
y los echan en el fuego, y arden". 
Si estamos en Dios haremos mucho fruto (verso 5).

Dios se agrada que llevemos frutos dignos de árboles plantados y cuidados por Él. No permite que ocupemos una fracción de tierra sin que demos fruto. Si no lo hacemos como se nos pide, seremos cortados por Dios y seremos destruidos. 
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto...” (Verso 8).

Dios sólo se agradará de todo árbol 
que cumpla dando su fruto. 
De los demás los ha destinado para un fin muy desagradable. De cada uno depende dar el mejor fruto.

Reflexionemos:

Una de las características muy importantes en la cual debemos meditar detenidamente es en qué clase de frutos estamos dando cada uno como Iglesia de Dios.
 ¿Frutos del Espíritu o frutos de la carne? Recordemos que nos dice el Señor. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:16-20

Dos bienaventuranzas para cada uno de aquellos buenos arboles bien plantados
¿Cómo es estar bien plantados? 

El que cree en mí, como dice la Escritura,
 de su interior correrán ríos de agua viva. 
Juan 7:38

Agrega el Salmista 1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. Salmos 1:1-3

Y la segunda bienaventuranza:
. "En las alturas abriré ríos y fuentes en medio de los valles, abriré en el desierto estanques de agua, y manantiales de aguas en la tierra seca". Isaías 41:18 Esta es la herencia de los árboles de Jehová que aun en el desierto estamos destinados a crecer.



Si nos mantenemos unidos al árbol de la Vida,

 "seremos como árboles plantados junto a corrientes de aguas, que dan su fruto en su tiempo y sus hojas no caen; 
y todo lo que hacemos prosperará". 
Salmo 1:3



Pas. Cristian E. Pérez



Recuerde COMPARTIR! en Facebook, Twitter, Email 
oprima uno de los botones abajo… 
Comparta con sus AMIGOS, 
sea de Bendición…

jueves, 15 de enero de 2015

Realmente Soy Un Pacificador!



PACIFICADOR...
Palabra que todos conocemos; pero pocos la PRACTICAMOS!!!

Solamente puedes tener paz si tú la proporcionas.
Marie Von Ebner Eschenbach

Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día.
La paz sin la cual el pan es amargo.
Amado Nervo

Nosotros decimos "paz", y el eco nos vuelve del otro lado diciéndonos
 "Haz guerra"con tus hermanos.
Cristian E. Perez.


Mateo 5: 9
Bienaventurados los pacificadores, 
porque ellos serán llamados hijos de Dios.


En los 4000 años de historia escrita, el mundo solo ha estado en paz un 7% del tiempo --286 años- 8000 tratados conocidos se han firmado y roto. Lo triste es que desde el primer siglo muchas de estas guerras habían sido hechas en Nombre de Cristo-en Nombre de la iglesia- el Santo Imperio Romano, las cruzadas, la 2da. Guerra mundial Alemana- sin siquiera ser sancionada por nuestro Dios.

¿Porqué hay tanta hostilidad y derramamiento de sangre?
¿Porqué la historia de la IGLESIA es a menudo llena con peleas y divisiones?
¿Porque hay familias que están en conflictos constantes?
¿Porque las razas, tribus y naciones del mundo 
viven peleando entre ellas?

Tenemos corporaciones de paz, manifestaciones de paz, tenemos conferencias de paz, tenemos psiquiatras de paz; 
Algunas veces la paz en el hogar requiere mas habilidad que negociar la paz entre Israel y Palestina. Una esposa le pregunta a su esposo, “¿Querido, luzco de 35?”.
 “No, claro que no,”, contestó él. “Pero solías lucir”.
 ¡No hubo paz esa noche!

Algunas veces somos como la pareja que estaba con unos amigos y el tema de consejeria marita vino a flote. Doris dijo, “Jack y yo nunca necesitaremos consejeria. Tenemos una gran relación. Él era un director de comunicaciones en la universidad y yo estudie drama. El se comunica realmente bien y yo solo actúo como que estoy oyendo”

Hace falta paz en este mundo.  Todo el mundo habla de la paz pero parece que hay pocos que saben lo que se precisa para que halla más paz.  Los que saben no están dispuestos a hacer lo que tienen que hacer para promover la paz.  Dios también quiere que halla paz.
  Él promete una bendición para los pacificadores.

La RAE la define "paz" como:
Situación y relación mutua de quienes no están en guerra. Reconciliación, vuelta a la amistad o a la concordia. Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos.

El diccionario bíblico nos indica que esta palabra en el griego se refiere a una relación armónica entre personas o a la ausencia de agresión.

Siendo que todos están a favor de la paz y de la unidad, ¿por qué es que hay tan pocos pacificadores? Se habla de esto en las iglesias
pero...
¿por qué tan pocos lo practican?
¿Por qué los pacificadores no abundan?

Siendo que todos están a favor de la paz y de la unidad,
¿por qué es que hay tan pocos pacificadores?

Paradójicamente, pocos temas inician tan rápidamente una pelea como el tema de la pacificación. En principio, por supuesto, todos están de acuerdo con ella, pero es asombroso lo defensiva y hostil que se vuelve la gente al tratar de hacer la paz.

Esto me recuerda cuando hable con un hermano, e iniciamos una conversación
manifestando que en todo lugar hay pleitos, problemas, discusión, resentimientos e inconformidad. Y es que esto sucede precisamente por que no hay
UN PACIFICADOR;
Y es que un solo pacificador hace
LA DIFERENCIA.

Lo que necesitamos es el gobirno
TOTAL DEL ESPÍRITU SANTO.


EFESIOS 3:15
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo y sed agradecidos.El Espíritu Santo es quien de producir en nosotros este fruto, como consecuencia de estar en Cristo. La Paz trae consigo bienestar, armonía, concordia, solidez, prosperidad, salud, justicia. La paz viene como un don de Dios. Cuando nos reconciliamos con Dios nace nuestra paz interior.

Los pacificadores deben ser los que tienen la paz de Dios en su corazón. Si no tienen esta paz interior es dudable que van a tener mucho éxito en hacer paz entre los hombres.

Romanos 14:17-19
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

El pacificador en el Reino de DIOS, No es el que hace la paz entre dos partes en conflicto en este caso no es pacificador si no mediador, en el Reino de DIOS el Pacificador es aquel que comparte la buenas nuevas de la paz de Dios es él que ha experimentado esa paz que solo DIOS da y que es capaz de transmitirla a otra persona, puede ser que la transmita con, alegría, Gozo, Entusiasmo, hace reír a los demás aunque este tristes.

El de ser pacificador depende en nuestra manera de ser.
La respuesta nos la da el Apóstol Santiago 
que inspirado por Dios nos dice;

¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros?
¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?

Nos han inculcado tanto la idea de que debemos luchar contra Satanás, que muchos terminan con la idea de que la fe implica "toda batalla".
 Pero la fe es más que eso
(o si lo queremos ver en términos de lucha, pues luchemos contra nuestra carne, que es la que nos empuja a luchar contra otros).

A veces pareciera que más que personificar la pureza de Cristo, tratamos de establecer nuestra "santidad". Si nosotros no podemos llevarnos bien con los demás  hay algo que anda mal,
(NUESTRA CARNE Y NO SOLAMENTE EL DIABLO)
pero que  se puede tratar, veamos lo que la palabra de DIOS nos dice:

Romanos 12:18
Si es posible, en cuanto dependa de Ustedes, estar en paz con todos los hombres.

La palabra de DIOS es clara al declarar “en cuanto dependa de ustedes hay que estar en paz con todos”, Nosotros siempre tenemos que procurar la paz aunque también como lo deja entrever el verso bíblico haya personas que quieran contender, al estar en paz con nosotros  los reflejamos hacia los demás aunque muchos de ellos no lo reciban, pero es nuestra obligación  demostrar que tenemos la paz de Cristo.

Muchas veces vemos en los cementerios que en las lapidas inscriben una leyenda que dice “Que descanse en paz”, la verdad y sin ofender, se requiere más que una lapida para que una persona descanse en paz, se requiere  haber recibido a de Cristo como su Salvador y Señor,
 pues es El, el dador de la paz.
La paz es una relación correcta con Dios y esta relación correcta con Dios nos lleva a una relación correcta en nosotros mismos y a la vez en una correcta relación con los demás.

Un Pacificador es alguien que trae armonía entre las personas enemistadas. No solo se preocupan por mantener la paz, sino por restaurarla cuando se ha perdido.

Los pacificadores no intensifican las diferencias que provocan contiendas, más bien las disminuye, buscan soluciones, calman las aguas.

Tu capacidad de llevarte bien con otros es una señal 
de madurez espiritual.

Dios quiere que su familia sea conocida por su mutuo amor. Las relaciones rotas son un testimonio muy negativo para los demás. 
Por eso Pablo se sintió avergonzado cuando los miembros de la congregación en Corinto comenzaron a dividirse en facciones 
“en guerra”, hasta unos llevando a otros a juicio. 
Escribió:
“Para avergonzaros lo digo. Pues qué, ¿no hay entre vosotros ni uno solo que sea sabio para poder juzgar entre sus hermanos?” 
 (1 Corintios 6:5).

Estaba escandalizado al ver que no había nadie lo bastante maduro para resolver el conflicto de forma pacífica. Por lo tanto, en la misma carta escribió: “…Os ruego, pues… que no haya entre vosotros divisiones…” 
(1 Corintios 1:10).

Otra de las cosas que necesitamos para ser Pacificadores es Estar en paz con los hombres. Hay situaciones en las que los esfuerzos a favor de la paz fallan. Como Cristianos no debemos ser nosotros los responsables de quebrantar la paz.

Intentemos por todos los medios mantener la paz. Pero debemos saber que no podemos ganar la paz negando nuestra fe. Si hay alguna virtud que más necesidad hay de que se manifieste en todo momento y en todo lugar, en el tiempo que nos ha tocado vivir, esa es la de ser pacificador.

¡Cuánta violencia, tragedias, crisis, enemistades, relaciones deterioradas, etc. se dan cada día entre los seres humanos, provocando las más tristes y funestas consecuencias, por no recurrir a la necesaria y única solución que supone el tratar cada asunto ... en paz!
Dispongamos nuestros corazones a la sensatez y clamemos al cielo para que, aquellos que hemos recibido al Dios de Paz en nuestros corazones, estemos prestos para ser pacificadores en medio de un mundo distorsionado y en caos.

¡Disfrutemos de la bienaventuranza prometida para los que tal hacen!


ROMANOS 12:18
Si es posible, en cuanto dependa de vosotros estad en paz con todos los hombres.


SANTIAGO 3:18
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

EFESIOS 4:1- 3
Yo,  pues,  preso en el Señor,  os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. Con toda humildad y mansedumbre soportándoos con paciencia  los unos  a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

EFESIOS  3:15
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo y sed agradecidos.

2 CORINTIOS 13:11
Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.

2 PEDRO  3:14
Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por El sin mancha e irreprensibles, en paz.

Creamos en la paz, seamos gente de paz; en el hogar, con la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, en la Iglesia, con todos debemos ser portadores de Paz.



Pas. Cristian E. Pérez


Recuerde COMPARTIR! en Facebook, Twitter, Email oprima uno de los botones abajo… Comparta con sus AMIGOS, sea de Bendición…

domingo, 4 de enero de 2015

Tus Decisiones Te Dara Un Futuro Mejor!



Josué 24: 15
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.




Dios escogió al hombre más manso de la tierra para sacar a su pueblo de la esclavitud 
de Egipto, y a la muerte de Moisés, 
colocó al mando de ese ejército que ya se había fortalecido 
lo suficiente como para hacer frente a sus enemigos, a otro gran líder, Josué.

Josué fue uno de los doce espías que tuvieron la misión reconocer la tierra, 
y junto a Caleb fueron los únicos que entregaron un informe alentador
 y que se apoyaba en las promesas de Dios, 
que ellos conquistarían esas tierra. 

Los otros diez solamente provocaron desaliento con su visión pesimista y que por falta de fe, únicamente vieron las dificultades.

Josué fue fortalecido y educado por el Señor junto a ese gran líder que era Moisés.
 Dios lo fue preparando y lo templó en el horno 
no solamente para obtener un carácter firme y valiente, 
sino que aprendió en la escuela del Señor el significado de la santidad, 
consagración, adoración, fidelidad,
 rectitud, perseverancia y confianza en el Todopoderoso.

Esas cualidades obviamente se requieren para el liderazgo, 
pero también deberían ser las características de todo aquel 
que se considera hijo de Dios, porque somos
“más que vencedores” en la victoria de Cristo. 

El reino de los cielos es de los valientes, los cobardes “se quedarán fuera”.

 Ap.21: 8
 “los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros,
 los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte 
en el lago que arde con fuego y azufre”.

Cuan pesada fue la carga que tuvo que soportar Moisés en la travesía 
de ese desierto que se hizo interminable
 y fue la tumba de toda la primera generación, 
debido al pecado reiterativo de ese pueblo contumaz y rebelde.
 Pero no fue menor la responsabilidad que tuvo que enfrentar Josué
 para persuadir a los suyos y conquistar la tierra prometida.

No hay duda alguna que el corazón del hombre se inclina de continuo solamente hacia el mal. Gracias sean dadas al Señor que la seguridad de nuestra salvación depende de 
Su fidelidad, y no de la nuestra, la cual siempre es fluctuante como las olas del mar.

Josué llevó al pueblo de Israel a la tierra prometida de Canaán y les ayudó a pelear muchas batallas. Acercándose el fin de su vida, Josué reunió a los líderes de Israel para animarles una vez más: 

“Ustedes han visto todo lo que el Señor su Dios ha hecho con todas aquellas naciones a favor de ustedes, pues él peleó las batallas por ustedes” (Josué 23:3).

Josué quería que los líderes supieran que Dios continuaría peleando por ellos; 
pero también quería que supieran que Dios esperaba obediencia a Su Palabra: 

“Si traspasareis el pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado, 
yendo y honrando a dioses ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de Jehová se encenderá contra vosotros” (Josué 23:16). 

Josué después reunió a todo el pueblo y les dijo que había llegado la hora de escoger.

Después de haber presenciado los milagros maravillosos y portentosos que Dios realizó en Egipto para liberarlos de la esclavitud, de haber comido pan de ángeles en el desierto, uno pensaría que ese pueblo se habría fortalecido de tal manera que serían poderosos en la fe. Pero bien sabemos que la triste realidad fue muy diferente.

El Señor confirmó el liderazgo de Josué haciendo con él milagros muy extraordinarios. Pudieron pisar la tierra prometida, después que Dios separó las aguas del río Jordán, un milagro similar al que realizó con Moisés en las aguas del Mar Rojo. 
La primera ciudad que conquistaron fue con el poder de Dios que se manifestó de una forma insólita, los muros de Jericó cayeron para que Israel la ocupara.

Con el poder de Dios y bajo la dirección de Josué 
tomaron posesión de esa tierra, pero el corazón del pueblo estaba lejos del Señor. Solamente la misericordia de Dios que se manifestó en la templanza, firmeza y fe inquebrantable de Josué, es que se mantuvieron unidos.

Pero este líder de fortaleza, energía y bravura, a quién el Príncipe de los ejércitos de Jehová se le había aparecido y conversado con él cara a cara, también había sido provisto de gran discernimiento espiritual, y conocía la debilidad de los de su nación. Fue así, como en el ocaso de su vida, consciente que su partida estaba próxima, ni el peso de los años le hizo temblar su voz para entregar su última exhortación que hizo vibrar al pueblo y confirmar su compromiso con el Señor.

Como resuena esa voz resuelta y valerosa de Josué, la cual se eleva sobre su pueblo y se remonta hasta traspasar la barrera del tiempo para llegar hasta nuestro siglo XXI con la misma firmeza y fervor:

“Si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Cada cual tiene la libertad para escoger su propio estilo de vida, aunque ellos ignoran que no son más que esclavos de una sociedad gobernada por el príncipe de este mundo. Podrán continuar bajo la tiranía del que conduce y manipula el reino de las tinieblas: “pero yo y mi casa serviremos al Señor”.

Vivimos en un mundo que se despedaza cada día y está próximo a su ocaso. Vemos una sociedad donde los valores morales han sucumbido, la religión misma está corrompida por las riquezas de este mundo. Hasta el más neófito sabe que estamos bajo la amenaza de peligros que son reales: crisis ecológicas, nucleares, enfermedades y morales. Cada cual puede continuar su camino hacia el despeñadero, pero el verdadero hijo de Dios también dice resueltamente: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.

Ahora, la gran pregunta es ¿cómo puedo yo y mi casa servir al Señor?
 Primero hemos de recordar que no estamos solos, Su promesa es: 

(Mt.18:20) 
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, 
allí estoy yo en medio de ellos”.

El hogar del cristiano debe constituir la primera línea de ofensiva contra el reino de las tinieblas, y en tiempos de caos, debe ser la última defensa contra la arremetida del príncipe de este mundo. La iglesia primitiva nació, se fortaleció y creció desde los hogares de los creyentes. Durante los tres primeros siglos resistieron y conquistaron todo el mundo conocido bajo la más brutal persecución.

El fiel reflejo de nuestra fe no se manifiesta en la iglesia, sino de cómo nos conducimos en nuestro hogar. Algunos predican muy hermoso y exhalan un perfume muy grato, 
con un lenguaje florido y rebuscado en sus congregaciones, 
pero en sus casas emanan una fragancia muy diferente con su mal humor y hablar descortés y vulgar. Para no caer en la hipocresía,
 la vida espiritual de una iglesia no podría llegar a un nivel superior 
de lo que es nuestra vida del hogar.

Nos hallamos en el período de la historia de la iglesia, donde nuevamente los verdaderos cristianos se encuentran en sus hogares testificando de Cristo. Antes que este movimiento ecuménico modernista de música y farándula, que ha causado una verdadera inundación de mundanalidad y que borrara todo vestigio de espiritualidad en las iglesias; la cristiandad había borrado el culto familiar.

Más que nunca necesitamos fortalecer los cimientos de nuestra fe. Una vida es tan fuerte como el cimiento sobre el cual está fundada. Toda persona sale de su hogar para introducirse en el mundo social y moral arrollador, pero el que tiene su fe fundamentada sobre los principios cristianos, lo que haya sido en su hogar, esto continuará siendo en el mundo.

Necesitamos fortificar nuestra vida en el hogar, que es el último refugio que va quedando para el hijo de Dios que desea ser fiel a su Señor. El padre debe asumir el rol de cabeza del hogar que Dios le ha otorgado, para ser mucho más que el simple proveedor de las necesidades materiales; necesita posesionarse y ejercer la función de jefe y sacerdote.

El Señor dijo que “no solo de pan vivirá el hombre”, 
sin embargo existen muchos hogares que se auto proclaman cristianos,
y que solamente se están alimentando de pan.

En la Palabra de Dios encontramos esta ordenanza: 

(Dt. 11: 18-20)
 “Pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

Muchos son los padres que se esmeran por proveer a sus hijos de la última novedad que se ofrece en el mercado, de comprar para el hogar todas las
 “necesidades” 
que esta sociedad de consumo nos ha creado,
 para lo cual muchas veces deben trabajar largas horas extras.

 Logran tener una casa muy hermosa, 
llena de las comodidades y avances que la tecnología ha desarrollado, 
pero donde sus protagonistas principales son los grandes ausentes.

Viven comprando cosas para llenar y hermosear sus hogares, pero sus casas continúan vacías, porque falta lo principal, sus seres amados. 

¿Cuándo se reúne toda la familia para intercambiar sus experiencias del día?
Y lo que es más triste,
 ¿cuándo se reúnen para hablar de las cosas del Señor 
y enseñar a sus hijos en los caminos de Dios?

Los padres creyentes hemos recibido esta ordenanza divina: 
“Pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma. 
Y la enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa”. 

No es una responsabilidad que el Señor ha delegado sobre la iglesia, 
naturalmente que una enseñanza de una Escuela Dominical no se contradice, 
pero una instrucción de una hora a la semana no solamente no será suficiente, 
sino que jamás reemplazará ni cubrirá las necesidades de la familia. 

No se puede comparar la eficacia de la instrucción impartida directamente por los padres, acompañada de un ejemplo y modelo de cristianismo 
que deseamos proyectar para nuestros hijos.

La sabiduría divina ha dispuesto que el marido, cual cabeza y sacerdote del hogar, sea el que debe impartir primariamente y cada día, la enseñanza de la Palabra de Dios. “Pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa”.

Muchos son los creyentes que se apropian muy ligeramente de este versículo:
 “Yo y mi casa serviremos al Señor”. 

Pero, 
¿cuántos son los que lo han tomado 
como un compromiso con Dios y lo han realizado en sus hogares?

Decimos creer en la eternidad y en el cielo que nos aguarda,
 pero vivimos como si nos fuéramos a quedar eternamente en este mundo, preocupándonos únicamente de lo terrenal. 

La mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es guiarlos por el camino del Señor y que crezcan en el temor de Dios, viendo en nosotros un modelo de cristianos que ellos deben seguir.

Nada puede prevenir de una forma más efectiva, para que nuestros hijos no sean arrasados en un mundo que sucumbe bajo las expresiones más diversas del pecado, que la formación cristiana que nosotros los padres podamos impartirles cada día en nuestros hogares.

El culto familiar fortalece la unidad matrimonial y con nuestros hijos. Toda la familia es bendecida con la presencia del Señor y la lectura de Su Palabra. Pero, 
¿cómo debe realizarse de una forma efectiva un culto familiar?

Lo primero es tomar la firme decisión como lo hizo Josué: 
“Yo y mi casa serviremos a Jehová”.
 Luego fijar una hora al día donde 
pueda reunirse toda la familia. 
En una sociedad con tantos compromisos laborales 
y sociales eso se hace difícil en muchas situaciones, 

Pero debemos establecer nuestras prioridades
 y no dejar el tiempo que nos sobra para Dios,
 porque como nunca nos sobra tiempo, 
el resultado será que nunca nos reuniremos
para cumplir con esta ordenanza del Señor.

Es recomendable que todos tengan una Biblia, para que los niños también puedan participar de la lectura de un versículo (según sea sus edades) y así también ser incorporados de una forma activa. Siempre será muy beneficioso comenzar encomendándose al Señor en oración buscando Su presencia y llevando nuestras peticiones hasta el trono de Su Gracia. Deben ser oraciones cortas y precisas, 
y dejar libertad para que los niños puedan expresar sus oraciones en su propio lenguaje.

Luego de las oraciones y la lectura del pasaje, 
es bueno incorporar a todos en el comentario del mismo, 
pero el padre de familia debe cuidar que no se aparten del tema que se ha leído.

Dependiendo del número del grupo, las oraciones en su conjunto no deberían ser más allá de 5 a 7 minutos; la lectura unos 3 minutos, y los comentarios otros 10 minutos. Luego se podría incluir un tiempo para cantar algunos himnos o coros. Pero es recomendable que la reunión en su totalidad no se extienda más de unos 30 minutos, para que nadie termine cansado, sino que muy por el contrario, estén gustosos de estar presentes en la próxima reunión.

Si llega alguna visita imprevista, no suspenda el culto, muy por el contrario, invítelo a presenciar y escuchar. Cuando ya tenga más experiencia y todos se sientan integrados, puede comenzar a invitar algunos amigos y familiares a venir a participar de estos momentos que para Ud. y su familia son muy importantes.

La Palabra de Dios garantiza una bendición muy especial para el hogar que es consagrado para Su Gloria. (Pro 22:6) “Instruye al niño en su camino, 
y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.


Quiera el Señor que en estos días de oscuridad 
que nos ha correspondido vivir, también se levanten muchos Josué 
y con compromiso, 
perseverancia y valentía, 
digan igual que él: 
“Yo y mi casa serviremos a Jehová”. 

Que así sea, Amén.



Pas. Cristian E. Pérez


Recuerde COMPARTIR! en Facebook, Twitter, Email 
oprima uno de los botones abajo… 
Comparta con sus AMIGOS, 
sea de Bendición…

Combatiendo El Veneno!

  Levítico 19:17 (NVI) »No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las conse...