miércoles, 22 de octubre de 2014

Una Vida Resplandeciente!


Éxodo 34:29-30

29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.

30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.


Se suele decir que la cara es el reflejo del alma; lo que sí tenemos la experiencia todos es que cuando a alguien le ha sucedido algo agradable, ya recibido una buena noticia, o algo así, no lo puede ocultar y refleja en su rostro lo que le ha sucedido; se manifiesta radiante, sonriente, le brillan los ojos como suele decirse; y lo mismo lo contrario, cualquier contratiempo o mala nueva que se reciba nos hace estar con un gesto adusto y serio que denota enseguida lo que nos está sucediendo por dentro. Qué gusto da encontrarse con rostros sonrientes, con miradas brillantes, con expresiones agradables que nos hacen sentirnos más y mejor acogidos en nuestro encuentro.

El texto del Éxodo nos habla de ese rostro radiante y resplandeciente de Moisés cuando bajaba del Sinaí después de su encuentro y diálogo con Dios.
“Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor”
Y como nos dice a continuación los israelitas no se atrevían a acercarse a Moisés.

En el rostro de Moisés resplandecía la gloria de Dios. 
No era para menos. Podemos darnos o buscar explicaciones humanas de cómo sería ese resplandor, pero lo importante es lo que se nos quiere expresar con este hecho. 
Moisés era un hombre de Dios, al que se le manifestaba el Señor. Ya desde el Horeb en medio de la zarza ardiente Dios lo había llamado y enviado para que liberase a su pueblo de Egipto. Ahora con la fuerza y el poder de Señor había de conducirlo hasta la tierra prometida. 
Allí al pie del Sinaí se iba a realizar la Alianza y Dios les dio su ley. ‘Bajó del monte con la dos tablas de la ley’, que nos dice el texto sagrado.

¿Cómo no iba a resplandecer el rostro de Moisés después de estar en la presencia de Dios? Iba lleno de Dios; iba con la fuerza del espíritu divino y eso tenía que reflejarse. En ello el pueblo de Dios ve la cercanía de Dios, la presencia de Dios que ha escogido a Moisés para esa misión de conducir al pueblo peregrino hacia la tierra prometida.

Ahora bien analizando esta porción bíblica con la ayuda del Espíritu Santo; me pregunto como este hombre como nosotros, fue tan cercano a Dios y como llego a ser lo que la biblia dice que llego a ser. Y como pudo ser tan importante para llevar ese cargo tan grande de llevar al pueblo judío hacia la TIERRA PROMETIDA. Así que veremos algunos aspectos 
muy importantes para llegar a bajar de nuestro
 “SINAI CON UN ROSTRO RESPLANDECIENTE”


1.- DEBE EXISTIR UNA RELACION COMPLETA

Me llama la atención la clase de relación que tenía Moisés con Dios, vemos como Moisés podía hablar con Dios y obtener respuestas y como aun Dios tomaba en cuenta lo que tenía que decir, sucedía algo interesante, vemos que el pueblo de Israel se iba tras dioses ajenos o se quejaban y Dios le decía a Moisés: ¿sabes que Moisés? Ya me canse de mi pueblo me voy a deshacer de este pueblo y hare de ti una nación nueva y Moisés le respondía: no Jehová acaso ¿para esto los sacaste de Egipto? Y dice la Biblia que Dios se ARREPENTIA de destruir a su pueblo y en otras ocasiones era Moisés el que decía ya Señor destrúyelos y era Dios el que lo tranquilizaba, sin lugar a dudas podemos ver que entre Dios y Moisés había una increíble relación.

“Cristianismo no es una religión, es una forma de vida”, una frase muy conocida por muchos pero vivida por pocos, hemos confundido el verdadero significado de la vida cristiana, ser cristiano es mucho más que ir a la iglesia los domingos, ser cristiano es mucho más que decirle a los demás “soy cristiano”, ser cristiano es mucho mas que no tomar y no fumar, ser cristiano es mucho más que hacer buenas obras, SER CRISTIANO … significa tener una relación intima y personal con Dios.

Moisés era tan cercano a Dios en su relación, que su rostro aun podía reflejarlo, hoy en día la única forma de tener esa relación es a través de la Biblia y de orar, que tan diferente seria nuestra vida si cada día lo comenzáramos buscando a Dios, dijo el salmista “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti,
 y esperaré.” (Salmos 5:3).
 
El secreto de la intimidad entre Moisés y Dios, era esa relación amistosa y esa comunicación continua que mantenían. Aquel brillo era resultado de la presencia de Dios en la vida de Moisés. Él no tenía que alardear ni presumir, sencillamente Dios lo exaltaba en público porque Moisés le buscaba y entraba su secreto.

El rostro de Moisés resplandecía después de haber estado con Dios. El pueblo podía ver con claridad la presencia de Dios reflejada en él. Esto es motivado al tiempo que pasaba a solas con Dios. Aun cuando su rostro no ilumine una habitación, los momentos de oración, la lectura de la Biblia y la meditación deben tener tal efecto en su vida que la gente pueda notar que ha estado con Dios.

Aquel brillo era resultado de la presencia de Dios en la vida de Moisés. Él no tenía que alardear ni presumir, sencillamente Dios lo exaltaba en público porque Moisés le buscaba y entraba su secreto.

2.-  DEBE EXISTIR UNA  TRANFORMACION ABSOLUTA

Y es que una vida en la Presencia de Dios, traerá como resultado el que sin decirlo, los demás puedan ver, sentir y apreciar la gloria de Dios en tu vida. Tus palabras, acciones y forma de conducirte serán diferentes. No te ceñirás tu mismo, sino que Dios será o actuará en ti. Tú serás el canal por el que vidas sean bendecidas. Una vida devocional con Dios es indispensable para ser utilizado en gran manera.
Si dedicamos tiempo a tantas personas, asuntos o cosas, ¿por qué no darle tiempo e importancia al que te dio la vida y siempre ha querido que tengas 
comunicación directa con él.

Por eso el Apóstol pablo escribió lo siguiente:

2 Corintios 3:18
 “Por tanto,  nosotros todos,  mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,  somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen,  como por el Espíritu del Señor.”

¡La persona que pasa tiempo con Dios no puede evitar ser transformado! ¿Acaso algún otro pasaje ilustra mejor esta verdad? La intensidad del encuentro entre el profeta y Jehová había sido tal que hasta la piel del rostro le brillaba. Nos recuerda inmediatamente a la transfiguración de Cristo, donde los discípulos vieron «que sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún lavador de la tierra
 los puede hacer tan blanco» (Marcos  9:3). 
Es que este brillo no era meramente el resplandor de algo material, 
sino el brillo producido por la presencia de algo espiritual   
Y ESO ES LA PRESENCIA DE DIOS.

Cuando leo este pasaje, pienso: «¿A cuántos nos gustaría experimentar algo similar a esto!» Los que andamos en Cristo anhelamos tanto esa experiencia de cercanía al Señor, y es que hoy todos podemos brillar pero no con luz propia sino con la Luz de Cristo.

Mat 5:14
  “Vosotros sois la luz del mundo;  una ciudad asentada Sobre un monte no se puede esconder”

                                 “Vosotros sois la luz del mundo”—Este es aplicado aquí por el Señor a sus discípulos sólo en el sentido de que ellos brillan con la luz que él les da en el mundo, virtud de su Espíritu que habita en ellos, y del mismo entendimiento que en ellos hay, el cual también había habido en Cristo Jesús.

La Escritura dice que los cristianos “brillan”, no como luces, sino 
“como luminares en el mundo” 
Por eso la escritura habla de que Juan el Bautista se dice que fué una 
“antorcha que ardía y alumbraba” (Juan 5:35).

Por otro lado lee atentamente esto:
La sal opera internamente, en la materia con la cual se pone en contacto; la luz del sol opera externamente, irradiando todo lo que toca. Por lo tanto, los cristianos se presentan cautelosamente como “la sal de la tierra”, con referencia al género humano con el cual se mezclarán; pero la “luz del mundo”, se menciona con referencia a la vasta y variada superficie que siente la radiación de su fructífera y alegre influencia.

Si los demás se fijan en ti, se darán cuenta que eres diferente; que hay algo especial en tu interior aunque pretendas pasar en el anonimato. Los comentarios no se dejan esperar...

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La presencia del Espíritu Santo en tu interior te hace diferente a los demás.
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La luz de Cristo permanece en ti; por eso, aprovecha tal privilegio para hablar del mensaje de Dios a las personas que te rodean y de reflejarlo con una vida coherente a sus enseñanzas.

Mateo 5:14-16
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Ahora debemos analizarnos para que la luz que DIOS HA DEPOSITADO EN TI, 
no se apague. Por eso, quita de ti todos los estorbos internos y externos 
que te impiden brillar con intensidad. Tú sabes cuales son...

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Necesitas reflejar la luz de Cristo con toda su intensidad.
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El Señor ha prometido respaldarte siempre, y aunque en todo tiempo la oposición se intensifique, tú confiarás en su asistencia oportuna. El te lo dice:

Isaías 60:1
 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz,
 y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
 
 
Pas. Cristian E. Pérez
 
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