miércoles, 8 de julio de 2015

Conversaciones Exitosas!




2 Timoteo 2:16-17 (NTV)
Evita las conversaciones inútiles y necias, que solo llevan a una conducta cada vez más mundana. 17 Este tipo de conversaciones se extienden como el cáncer...


Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos conversamos con todos los que nos rodean: esposo, esposa, hijos, padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, en el colectivo, en la universidad, en la escuela, con los desconocidos…, 
todo el día estamos hablando.

La Biblia nos enseña fuertemente el poder de las palabras y, especialmente, que debemos cuidar lo que hablamos, porque en la boca está el poder de la vida y de la muerte, 
de la bendición y la maldición.

Todo el tiempo utilizamos palabras, pero generalmente no pensamos lo que decimos ni cómo lo decimos. 
Prestamos muy poca atención a la elección de nuestras palabras, y la mayoría de las personas suele hablar en forma negativa. 

Debemos ser responsables de nuestras palabras, ellas son una prolongación de nuestros pensamientos. Con ellas podemos herir, a los demás y a nosotros mismos, o nos podemos sentir bien. Hablemos con  sencillez y naturalidad.
   No digamos nunca algo de lo que después
 nos tengamos que arrepentir.

Las palabras son la imagen de nosotros mismos, 
de lo que pensamos, sentimos y hacemos, 
utilicemos palabras respetuosas, amables y justas, 
que sirvan para tender puentes, no para levantar muros. 

La capacidad de comunicarnos es un regalo, un privilegio que incluye una gran responsabilidad; 
las palabras dejan huella, tienen poder.

Durante todo el día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, conversamos con quienes nos rodean: 
pareja, hijos, padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, en el colectivo, en la universidad, en la escuela, con los desconocidos… 
¡hasta solos! 
Todo el tiempo estamos hablando.
 Por ello, es preciso que descubramos la fuerza que posee el poder de las palabras y, especialmente, cuidar lo que hablamos, 
porque en nuestro discurso está escrito nuestro éxito 
o fracaso en la vida.

Muchos de nosotros hemos perdido mucho por no saber manejar con corrección nuestro hablar. Como nuestro mundo funciona gracias a las palabras, podremos recuperar lo perdido si sabemos conversar. Las palabras nos hacen tomar malas decisiones, 
y también nos hacen recuperar lo importante. 
Por eso debemos ser buenos conversadores.

Errores básicos que nos impiden ser buenos conversadores:

Hablar con mal tono. Podemos decir lo correcto con el tono incorrecto. La gente no oye lo que le decimos sino cómo se lo decimos. Por eso, para ser un buen conversador,
 necesitamos aprender que es importante lo que decimos 
pero aún más es cómo lo decimos.

Hablar en el momento incorrecto. Muchas veces decimos lo correcto en el momento incorrecto, y nos equivocamos.
 Cuando estamos enojados, cuando es tarde o estamos cansados, cuando no hay tiempo o por teléfono (lo importante no debe hablarse por teléfono porque, muchas veces, es peor).

Hablar sin haber escuchado al otro. Pensamos que el otro nos dijo algo y reaccionamos, cuando en realidad se expresó mal o lo interpretamos mal. La mayoría de los conflictos son porque nos apresuramos al interpretar y no oímos al otro. No tomamos el tiempo necesario para chequear la manera en que el otro se expresó o si nosotros escuchamos bien.

Utilizar las palabras incorrectas. Cuanto más importante es la conversación, la persona o situación que está en juego, más tiempo debemos invertir en preparar las palabras que vamos a decir.
Por querer ganar discusiones. Hay gente que solamente manda, presiona, insiste y hasta grita sólo porque quieren ganar. Lo recomendable es no reaccionar mal porque, así como respetas las opiniones de otros, ellos respetarán las tuyas.


Jesús era un gran conversador, de hecho, la mayoría de los evangelios son historias donde Jesús habla con alguien.

Muchos de nosotros hemos perdido algunas cosas por no saber conversar, y podremos recuperar lo perdido si sabemos conversar, porque nuestro mundo funciona por el hablar y por las palabras.

Las palabras, muchas veces, nos hacen tomar malas decisiones, 
y también, son las que nos hacen recuperar lo importante.
 Por eso debemos ser buenos conversadores.
Los errores básicos que cometemos 
y nos impiden ser buenos conversadores:


Cuando vamos a la televisión, nos preparamos para hablar,
porque sabemos que lo que ahí soltamos 
no tiene posibilidades de volverse atrás.) 

Si alguien te concede una entrevista y vos le decís: 
“Bue… ¡por fin! Usted es más difícil que el presidente”, 
con ese comentario, ya cancelaste una buena conversación;
 si comenzaste con una crítica
 (“parece que acá tienen coronita”)
 ya cancelaste la buena conversación; 
si al encontrarte con alguien para hablar decís:
 “Qué difícil fue llegar hasta acá, 
no sé como esta ciudad, esta tan refundida”, 
ya se canceló la buena conversación.


Por querer ganar las conversaciones . 
Hay gente que solamente habla para ganar una discusión: 
mandan, presionan, insisten, porque sólo quieren ganar.

 Nunca reacciones mal por temas religiosos o de fe porque, así como la verdad que llevas en tu corazón es una convicción te dio el Espíritu Santo, así el Espíritu se la tiene que revelar a los otros. Jesús nunca discutió por fe, porque lo importante 
no es ganar una discusión sino a la gente para Dios.

En el mundo todo funciona por palabras, 
la vida y la muerte están en las palabras. 
Si sabemos hablar las palabras correctas, 
con la actitud correcta, tendremos bendición.
 Las palabras nos hunden o nos levantan.

Por perder tiempo en hablar con la gente equivocada . 
Jesús sabía hablar, 
pero no perdía su tiempo con los fariseos, 
legalistas, prehistóricos.

 “Ellos lo buscaban a Jesús –dijo un expositor-, 
le hacían la pregunta A, pero esperaban la respuesta B. 

Por ejemplo: “Señor la encontramos en adulterio, la ley dice que hay que matarla”, ellos esperaban la respuesta B, 
que Jesús dijera “mátenla”. Otro día fueron los religiosos y le preguntaron: “Señor tenemos que pagar los impuestos a Roma”. 

Si Jesús decía que “sí”, lo iban a acusador de romano 

y si decía que “no” lo acusarían de golpista; o sea que estaban esperando la respuesta B. Y el teólogo americano dice 
“siempre que le hacían la pregunta A, esperando la respuesta B
Jesús le daba la respuesta C”; por eso Jesús respondió: 
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. 
Hay gente que no le tenés que dar la respuesta B 
sino la C
que es la que menos esperan.


Cuando te acercás a hablar, 
qué percibe la gente de tu parte: una persona moral; 
una persona amargada; un negativo quejoso; 
un “yo”… “yo”… y “yo”; 
un mete culpas; un trasmisor de respuestas prefabricadas; 
un presionador religioso…

Nietzche decía:
 “sería más fácil creer en Cristo si no fuera por los cristianos”



1 Corintios 15:33
No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.


Esto significa que nuestras costumbres estan ligadas a nuestra CONVERSACIÓN.

No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
Fíjate lo importante que es una conversación, 
pues lo que CONVERSEMOS, puede llenar de OXIDO
nuestras relaciones con los demás.

El Apóstol Pablo lleno del poder del Espíritu Santo
pudo ver que la clase de palabras que salían de las conversaciones de los hermanos de la iglesia de corintos, 
estaba corrompida o llenas de oxido. 

Cuando nosotros estamos sosteniendo una conversación con los demás, estamos corriendo el riego que nuestros hábitos y costumbres sean movidos a corrupción.

Entonces es elocuente que hagamos esta pregunta:
Que conversamos?
Con quien conversamos?
Que palabras salen cundo conversamos?

Nota esto que cuando conversamos con los demás 
nuestro interior cambio, se levanta o se oprime,
 te llenas de valor o te llenas de dudas.

Como conversamos con nuestros hijos?

Veamos este punto:
HAY CONVERSACIONES INCORRECTAS 
CON LAS PERSONAS INCORRECTAS.

Génesis 3:9-13
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? 
¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Y el hombre respondió: La mujer que me diste por 
compañera me dio del árbol, y yo comí.
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: 
¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer:
 La serpiente me engañó, y comí.


Observa que la conversación que mantuvieron entre
 El Creador y esta pareja había sido corrompida.

Te explico el texto bíblico:

Converse Incorrectamente con la persona incorrecta. 
Y esa persona incorrecta otra vez de esa conversación
 me convenció de que haga lo incorrecto.

Así como dicen por ahí:
Tómate un tragito, y así empezaron todos los que ahora son alcohólicos. Ellos comenzaron creyendo que ellos no lo serian.

Aquí esta este cigarrito. es el mismo caso comenzaron solo con uno y mira el resultado de sus enfermedades, de sus padecimientos, 
del estado de sus pulmones.
Entonces te das cuenta lo que comenzó con una pequeña conversación, te lleva a ser eslavo de esos vicios.

Cuando llegue a probar las drogas fue:
POR UNA CONVERSACIÓN

Cuando por fin una jovencita se fue de la casa con su novio,
 fue impulsada por la conversación que mantuvieron ambos.

Cuando matrimonios están casi al borde de la separación, 
fue impulsada por la conversación que mantuvieron ambos.

Cuando hay iglesias en tremendos pleitos y disputas, 
fue impulsada por la conversación de personas incorrectas.


Mantienes buenas conversaciones 
con los miembros de tu iglesia?

En tus conversaciones fuera de tu iglesia?

haces buenos comentarios de los de tu iglesia?

Que conversamos en nuestra redes Sociales?

FACEBOOK 
WASAP

Estos 2 redes sociales sirven para 
CONVERSAR CON TODO EL MUNDO!

Efesios 4:29
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, 
sino la que sea buena para la necesaria edificación, 
a fin de dar gracia a los oyentes.


Otra vez aparece la palabra corromper, y se refiere 
a los hábitos de nuestra manera de conversar con lo demás.
Otra pregunta:
Somos de las personas que en la vida 
DESTRUYES O CONSTRUYES?



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