miércoles, 13 de febrero de 2019

Renovados !



Tito 3:5
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo...



Normalmente las personas consideran el año nuevo como un nuevo comienzo, un tiempo para dar vuelta de hoja. De modo que hacemos todo tipo de resoluciones de año nuevo e intentamos dejar atrás el bagaje del año pasado.

¿Por qué sentimos esa necesidad de querer ser nuevos?

Los seres humanos en su interior, anhelan tener un nuevo comienzo. Nos sentimos “viejos” y acabados, y probamos diferentes cosas con el fin de sentirnos nuevos. Buscamos nuevos pasatiempos, nos apuntamos en un programa nuevo de ejercicio, probamos una nueva dieta, un estilo de corte de pelo diferente o compramos ropa nueva, y lo más probable es que nos sintamos nuevos, sin embargo esto es algo momentáneo.

Tarde o temprano, descubriremos que en realidad nada permanece y nos hace genuinamente nuevos. Al final, todo llega a ser viejo y regresamos al mismo lugar donde comenzamos, sentimos que tanto nuestra situación como nosotros mismos somos viejos.

La única manera de realmente ser nuevos es que seamos renovados. El Nuevo Testamento habla mucho acerca de ser renovados.

¿Qué significa ser renovados?
La vejez no es solamente una función de tiempo o edad. Incluso la persona más joven se puede sentir vieja. La vejez no tiene que ver con nuestra edad, sino con un elemento que nos hace falta; necesitamos un nuevo elemento y solamente un nuevo elemento en todo el universo es nuevo: Dios.

Dios es eterno, pero nunca se vuelve viejo. Siempre esta fresco, nuevo y viviente. A fin de que seamos renovados, necesitamos que Dios, quien es nuevo, se añada a nosotros.

Ser renovados comienza cuando fuimos regenerados
Tito 3:5 dice lo siguiente:

“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, mediante el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo”.

Antes de ser salvos, perteneciamos a la vieja creación, la creación creada por Dios, sin embargo, esta creación no tiene a Dios mismos en ella. Luego, un día recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador. Dios, Aquel que es nuevo, ¡vino a ser vida en nuestro espíritu! Este fue el primer paso de nuestra renovación. 

Cuando nacimos del Espíritu en nuestro espíritu, la vida eterna de Dios se añadió a nosotros, lo cual nos hizo una persona nueva con una vida nueva, incluso una creación nueva así como el apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 5:17.

Aun después de ser regenerados, la renovación continúa
Por un lado, somos una creación nueva en Cristo, pero por otro lado, estamos en el proceso de ser renovados. Esto se debe a que Dios vino como el Espíritu para vivir en nuestro espíritu, logrando así que nuestro espíritu sea nuevo. 
Pero, ¿Qué sucede con el resto de nuestro ser?

Este pasaje de la nota 4 de Tito 3:5 en el Nuevo Testamento Versión Recobro nos ayuda a mirar la relación que existe entre ser nacidos de nuevo o ser regenerados y la renovación:

“El lavamiento de la regeneración comienza con nuestro nuevo nacimiento y continúa con la renovación del Espíritu Santo, la cual es el proceso de la nueva creación, un proceso que nos hace un nuevo hombre. Es como restaurar, hacer algo nuevo, reconstruir algo con la vida. El bautismo (Ro. 6:3-5), el despojarse del viejo hombre, el vestirse del nuevo hombre (Ef. 4:22, 24; Col.3:9-11), y la transformación por medio de la renovación de la mente (Ro.12:2; Ef. 4:23) están relacionados con este proceso maravilloso. 

El lavamiento de la regeneración elimina todas las cosas de la vieja naturaleza de nuestro viejo hombre, y la renovación del Espíritu Santo imparte algo nuevo — la esencia divina del nuevo hombre — a nuestro ser. En esto hay un traslado de un estado viejo a un estado totalmente nuevo, del estado de la vieja creación a la nueva. Por consiguiente, tanto el lavamiento de la regeneración como la renovación del Espíritu Santo están operando en nosotros continuamente a lo largo de nuestra vida hasta la culminación de la nueva creación”.

Nuestra regeneración fue una vez y para siempre; ¡Nuestro espíritu ya nunca más será viejo! no obstante, el resto de nuestro ser debe de pasar cada día por el proceso de ser renovados, remodelados con la vida de Dios. Esta nueva vida en nuestro espíritu necesita extenderse a nuestra alma y especialmente a nuestra mente, la parte principal de nuestra alma.

Cómo ser renovados cada día
Debido a que todo envejece rápidamente y nuestras circunstancias externas nos desgastan, ¿De qué manera podemos ser renovados en una forma práctica y diaria?

La clave es nuestro espíritu. Para ser renovados, debemos volvernos a nuestro espíritu, donde el Espíritu divino mora. Mientras hacemos esto, Él imparte vida al resto de nuestro ser. Cuando ponemos nuestra mente en nuestro espíritu, prestamos atención a nuestro espíritu y ejercitamos nuestro espíritu, damos la oportunidad al Espíritu a que se extienda a nuestra mente, emoción y voluntad.

Ciertamente, volvernos a nuestro espíritu es un desafío, especialmente cuando pasamos por circunstancias difíciles. Sin embargo, podemos ejercitar nuestro espíritu por medio de dos prácticas útiles.

Invocar Su nombre
Uno de los dones más preciosos que el Señor nos dió es Su nombre 1 Corintios 12:3 nos dice: “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”. Cuando invocamos: “Señor Jesús”, o “Oh Señor Jesús”, o le decimos al Señor: “Señor Jesús, te amo”, nos volvemos y contactamos al Espíritu Santo que nos renueva en nuestro espíritu. Conforme nos renueva, le permitimos extenderse un poco más en nuestro ser. Cuando invocamos al Señor en todas las situaciones de nuestra vida diaria, recibimos más de Su vida en nuestro ser. De esta manera, el Señor nos remodela internamente con Su vida.

Recibir al Espíritu en la Palabra
No solamente tenemos el nombre del Señor sino también Su Palabra. Efesios 6:17-18 dice: “Y recibid…la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición”. Cada día, especialmente en la mañana, podemos ejercitar nuestro espíritu por medio de la oración para así recibir al Espíritu en la Palabra. mientras oramos con la Palabra de Dios, somos reavivados con un fresco suministro de vida. 

Y no sólo eso, también somos renovados un poco más conforme la vida divina se extiende a nuestra alma. Entre más recibimos al Espíritu viviente divino en la Palabra, más se renovarán nuestras partes internas. la vejez de nuestros pensamientos naturales, nuestros sentimientos naturales y nuestras decisiones naturales son purificados y el nuevo elemento de Dios se añade a nosotros, renovando cada parte de nuestro ser hasta que llegamos a ser una nueva creación.

Que este año podamos disfrutar más del rico suministro de esta vida nueva de Dios a fin de ser reacondicionados, renovados y remodelados en nuestro ser. Mientras permanecemos en este proceso de ser renovados, nuestra mente, emoción y voluntad serán tan nuevas como nuestro espíritu, y expresaremos plenamente a Dios como 
¡Aquel que es nuevo!




Pas. Cristian E. Pérez
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